Esquema de contenidos
Introducción
El dolor de muelas se conoce como uno de los dolores más intensos que se pueden experimentar. Su característica distintiva es su intensidad punzante, que persiste a lo largo del tiempo. Hasta que se logra aliviar a través de algún tratamiento, este dolor desempeña un papel fundamental en la vida de quien lo padece. El origen del dolor de muelas puede variar, siendo más comúnmente atribuido a la erupción de las muelas del juicio, también conocidas como cordales, o a la presencia de una infección.
Hoy, vamos a centrarnos en el dolor de muelas causado por infecciones. No es para menos, ya que estas infecciones que estamos mencionando pueden surgir en cualquier molar. ¡Sí, incluso en esas muelas del juicio que a veces nos juegan malas pasadas!
¿Por qué se infecta una muela?
La infección de muelas, o de cualquiera de nuestras piezas dentales, se debe a un problema bacteriano que puede tener, a su vez, diferentes causas:
Caries
Si no se le presta atención a la caries y se permite que avance, la situación se torna más complicada y el pronóstico se vuelve sombrío. En otras palabras, las bacterias logran infiltrarse en el interior del diente, en la pulpa, llegando incluso a impactar el nervio. Cuando esta nefasta situación se presenta y el nervio se ve afectado, la solución no radica en el empaste dental habitual, sino en una intervención más profunda: la endodoncia, también conocida como tratamiento de conducto.
Enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis)
Cuando la gingivitis no se trata, da paso a una enfermedad más seria: la periodontitis, una afección que exige un enfoque de tratamiento más complejo. Pero aquí viene lo importante: si no buscamos la guía de un odontólogo/a especialista en Periodoncia, esta periodontitis no se detiene. Con el tiempo, esta condición puede desencadenar la destrucción del hueso mandibular, ocasionando la pérdida de dientes, y desencadenando lo que conocemos como bolsas periodontales. Estas bolsas son espacios en las encías que se agrandan con el tiempo, acumulando un mayor número de bacterias y aumentando la gravedad del problema.
Traumatismo
Cuando un diente se fractura o astilla debido a un impacto, también se vuelve susceptible a la invasión bacteriana. La razón radica en que se forma una grieta o cavidad en la estructura dental, permitiendo la entrada de elementos externos. En resumen, esta apertura crea un camino para que las bacterias penetren sin dificultad.
Lesión con objeto punzante
En ciertas ocasiones, solemos recurrir a prácticas como el uso de palillos o el hábito de mordisquear bolígrafos. No obstante, debemos ser conscientes de que estos comportamientos, aunque a veces involuntarios, pueden tener un impacto negativo en la salud bucal. Si, en algún momento, nos causamos una herida, esta zona queda desprotegida, permitiendo que las bacterias tengan acceso directo a nuestra cavidad oral y puedan generar complicaciones.
El tratamiento para curar una muela infectada suele pasar por eliminar la infección mediante antibióticos, realizar una endodoncia o recurrir a una extracción.
¿Cuáles son los síntomas una infección?
Cuando una muela se infecta, suele manifestarse mediante la formación de un absceso, una inflamación que conlleva la acumulación de pus en el área cercana a la pieza dental afectada. A esto se suma el dolor, agudo y constante, que caracteriza la experiencia. Sin embargo, más allá de estas repercusiones, que son comunes en todos los casos de infección, las muelas infectadas pueden ocasionar los siguientes síntomas:
- Dolor al masticar
- Sangrado de encía
- Dolor de muela y oído
- Sabor amargo en la boca
- Halitosis o mal aliento
- Fiebre
- Sensibilidad de los dientes al calor y/o al frío
- Dolor de garganta
- Inflamación de los ganglios del cuello
- Mandíbula inflamada (si es una muela de la arcada inferior)
- Mejilla inflamada (si es una muela de la arcada superior)
¿Cómo curar la infección de una muela?
Los enfoques terapéuticos para tratar infecciones pueden diferir según su causa subyacente. No obstante, ante todo, y una vez que dispongamos de un diagnóstico, el primer paso consiste en controlar la infección en la muela, con el propósito de prevenir complicaciones mayores. Esta acción tiene el doble propósito de aliviar el dolor y reducir la hinchazón. En el proceso de eliminar la infección en un diente, es crucial recurrir a antibióticos prescritos por el odontólogo/a.
Es fundamental tener presente en este punto que nunca se debe tomar antibiótico ni cualquier otro medicamento sin una prescripción médica u odontológica. Además de los antibióticos, es posible que el dentista recete analgésicos y sugiera enjuagues bucales para aliviar el dolor. Una vez que hemos logrado controlar la infección, en la mayoría de las situaciones, el enfoque primordial será preservar el diente afectado. Para alcanzar este objetivo, podría recomendarse una endodoncia o tratamiento de conducto.
En cambio, habrá otras ocasiones en las que recurramos a la extracción. Esto puede suceder porque el dentista determina que la muela no se puede salvar o porque hay una muela del juicio infectada. Dado que las muelas del juicio no desempeñan un papel relevante en nuestra boca, lo habitual cuando causan problemas es extraerlas.
No aguantes el dolor
La infección en una muela puede causar muchos problemas, por lo que conviene acudir con rapidez a un dentista.
Remedios caseros: ¿qué es bueno utilizar?
En ciertas situaciones, puede surgir la tentación de recurrir a la web en busca de remedios caseros para aliviar nuestras aflicciones. No obstante, es vital comprender que tratar de abordar una infección dental sin la supervisión de un odontólogo/a no es recomendable en absoluto. En línea, es posible que te encuentres con diversos remedios naturales, como la aplicación de elementos como aspirina, clavo de especia, bolsitas de té, agua oxigenada, bicarbonato o alcohol sobre la zona afectada. No obstante, es esencial recordar que la orientación y el tratamiento directo de un profesional de la salud oral son los enfoques más seguros y efectivos para tratar una infección de muelas.
No obstante, una gran cantidad de estos métodos caseros tienen el potencial de causar quemaduras en los tejidos blandos de la boca, como las encías, la parte interna de las mejillas, el interior de los labios y el área del paladar, si se aplican directamente en la región afectada por la muela infectada. Entre estos enfoques, destaca la aspirina, uno de los remedios más populares. Aunque es importante tener en cuenta que la aspirina es en realidad ácido acetilsalicílico, lo que hace que su componente ácido pueda representar un riesgo significativo para estos tejidos blandos. Es vital ser consciente de estas implicaciones antes de considerar cualquier tratamiento casero.
En contraste, existen otros métodos naturales, como las bolsas de té o el clavo, que pueden proporcionar alivio temporal del dolor por un tiempo limitado, pero no tienen la capacidad de tratar la muela infectada en sí. Por lo tanto, es crucial entender que el enfoque adecuado debe ser siempre a través de la atención profesional. Si recibes alguna sugerencia acerca de un remedio casero, te aconsejamos encarecidamente que consultes con tu dentista antes de intentarlo. Tu profesional de confianza podrá brindarte orientación precisa y segura sobre cualquier medida que desees adoptar para lidiar con el dolor o la infección de la muela.
Complicaciones: ¿Qué complicaciones puede dar una muela infectada?
Después de explorar los tratamientos para abordar la infección de una muela, es esencial comprender que, sin importar el enfoque específico, es fundamental realizarlo lo antes posible. Esta acción proactiva tiene el propósito de prevenir riesgos y futuras dificultades. La verdad es que las repercusiones más comunes asociadas con la infección en una pieza dental son las siguientes:
Pérdida de la muela
La pérdida de la pieza dental se produce debido a la destrucción que causan las bacterias en las encías y el hueso maxilar. Si se produce la caída de la muela, la única solución es la reposición de la pieza mediante un implante dental.
Endocarditis bacteriana
La endocarditis bacteriana es una afección cardíaca que surge a partir de la inflamación del endocardio, una membrana que recubre las cavidades internas del corazón. La implicación cardíaca se origina debido a que la infección en la boca facilita que las bacterias ingresen al torrente sanguíneo. A continuación, esta sangre contaminada fluye hacia el corazón, el motor que la impulsa a través del cuerpo. A pesar de que a simple vista una muela infectada puede no parecer un problema serio, la realidad es diferente.
Sin embargo, la realidad es que una endocarditis bacteriana que no se trata puede dar origen a problemas de salud sumamente graves. De hecho, esta condición puede desencadenar un ataque al corazón y, en consecuencia, resultar potencialmente mortal. En algunas ocasiones, postergamos la atención de la infección dental por diversos motivos, como el temor al dolor, cuestiones económicas o la simple aversión a visitar al dentista. Sin embargo, es esencial comprender que ahora estamos al tanto de que una muela infectada es significativamente más peligrosa de lo que podría parecer en un primer vistazo. Su impacto se extiende a un riesgo de salud grave, como la endocarditis bacteriana. Pero incluso si la situación no alcanza tal gravedad, es fundamental reconocer que, como mínimo, resultará en la pérdida de la pieza dental.
Conclusiones
Una vez que el diente se cae, la única vía para recuperar una muela es a través de la colocación de un implante dental. Este procedimiento, sin lugar a dudas, conlleva un costo mucho más elevado que buscar atención odontológica en cuanto los primeros signos de problema se hacen presentes. Es por ello que, sea una caries, un trastorno periodontal o una muela ya infectada, es recomendable buscar ayuda en nuestro dentista de confianza lo más pronto posible. El acceso oportuno a la atención profesional no solo puede prevenir la pérdida de dientes, sino también evitar gastos significativos y complicaciones de salud más adelante.